«Es algo con lo que te has topado en algún momento de tu existencia. Siempre que sientes que falta algo vital en tu vida, pero te falta el impulso para perseguirlo, te aflige esta curiosa emoción «sin emociones» .
El término “apatía” proviene del vocablo griego apatheia, que se puede traducir como “sin emoción” o “sin pasión”, implica sentirse indiferente ante las cosas, las personas y el mundo que nos rodea, puede incluir una falta de energía o motivación con poco o ningún deseo de interactuar con los demás.
La apatía se define como un estado y una actitud caracterizada por la falta de motivación, interés o entusiasmo hacia actividades o estímulos que normalmente generarían una respuesta y acción orientada al logro.
Según la Real Academia Española, se define como «impasibilidad del ánimo» y «dejadez, indolencia, falta de vigor o energía».
Para quienes sufren de apatía, lo que se pierde es la esperanza fundamental de que la felicidad o la realización personal sean posibles. O bien han dejado de creer en el valor intrínseco de las metas que se habían fijado anteriormente, o han perdido la fe en su capacidad para alcanzar dichas metas.
Según las investigaciones clínicas,podemos distinguir varios subtipos de apatía, cada uno con efectos únicos en los pensamientos y comportamientos:
- Apatía general: este subtipo se manifiesta como una disminución en la interacción social, así como una reducción en las emociones y la motivación.
- Apatía emocional: se caracteriza por la ausencia de sentimientos, tanto positivos como negativos.
- Apatía conductual: este tipo se relaciona con una falta de motivación y una disminución de las acciones iniciadas de manera autónoma.
Es importante notar que muchos síntomas de apatía se asemejan a los de la depresión aunque el hecho de presentar un síntoma asociado a la depresión no implica necesariamente que se experimenten síntomas de apatía de manera simultánea.
“Lo opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia. Lo opuesto al arte no es la fealdad, es la indiferencia. Lo opuesto a la fe no es la herejía, es la indiferencia, y lo opuesto a la vida no es la muerte, es la indiferencia”. Elie Wiesel
Causas principales de la apatía
La apatía no siempre está relacionada con problemas de salud física o mental. En ciertos casos, los síntomas pueden surgir de circunstancias específicas que no despiertan nuestro interés o que no logramos identificar como motivadoras. La apatía es una sensación de indiferencia que muchas personas experimentan ocasionalmente, especialmente en momentos de estrés, agotamiento o sobrecarga laboral. La apatía puede originarse por diversas razones, entre las cuales se incluyen:
- Factores psicológicos: trastornos como la depresión pueden manifestarse con síntomas de apatía, donde la persona experimenta una disminución significativa del interés o placer en casi todas las actividades.
- Estrés crónico: la exposición prolongada a situaciones estresantes puede llevar al agotamiento emocional, resultando en una actitud apática hacia las responsabilidades diarias.
- Falta de estímulos positivos: la ausencia de experiencias gratificantes o motivadoras puede disminuir el interés y la energía para participar en actividades.
¿Por qué tengo apatía?
Sentir apatía ocasionalmente es normal; sin embargo, cuando se vuelve persistente, es importante identificar sus causas. Algunas posibles razones incluyen:
- Desajustes en la vida personal o laboral: situaciones como insatisfacción en el trabajo o conflictos interpersonales pueden desencadenar sentimientos de indiferencia.
- Problemas de salud mental: condiciones como la depresión o la ansiedad pueden manifestarse a través de la apatía.
- Falta de objetivos claros: la ausencia de sentido de propósito, metas personales o profesionales puede llevar a una sensación de vacío y desmotivación.
Cómo superar la apatía
Consulta con profesionales de la salud mental si consideras que sientes una apatía persistente, si es un estado ocasional, puedes adoptar estrategias que fomenten la motivación y el interés en las actividades diarias:
- Establecer metas realistas: definir objetivos alcanzables proporciona dirección y propósito, incentivando la participación activa. Desglosa tareas grandes en pasos más pequeños para que puedas experimentar una sensación de logro.
- Incorporar actividades placenteras: dedicar tiempo a hobbies o intereses personales puede revitalizar el entusiasmo y la energía. Esfuérzate por salir y disfrutar de la compañía de amigos, incluso si no tienes muchas ganas.Realiza actividades que solías disfrutar, como asistir a conciertos o ver películas con personas cercanas. Recompénsate cada vez que completes una actividad.
- Practicar ejercicio físico: la actividad física regular libera endorfinas, mejorando el estado de ánimo y reduciendo la sensación de apatía. Asegúrate de dormir lo suficiente cada noche.
Algunas técnicas japonesas pueden suponer un cambio de paradigma a la hora de abordar la sensación de apatía y proponer un cambio más allá de lo puramente conductual:

- Ikigai se traduce como «la razón de ser» y representa la búsqueda de un propósito que nos motive diariamente. Identificar lo que nos impulsa no solo aumenta nuestra motivación, sino que también puede contribuir a una vida más larga, como se observa en la comunidad de centenarios en Okinawa, donde el ikigai es esencial.
- Kaizen, que significa «cambio para mejor», implica hacer pequeñas mejoras diarias en lugar de buscar cambios drásticos, lo que permite un progreso sostenible y manejable.
- El principio Hara Hachi Bu se refiere a comer hasta sentirnos al 80% de saciedad, lo que ayuda a mantenernos ligeros y activos.
- Por último, Shoshin nos anima a abordar las tareas con la mentalidad de un principiante, fomentando la curiosidad y la apertura a nuevas experiencias.
Incorporar gradualmente estos hábitos puede mejorar nuestra calidad de vida y contribuir a una mayor longevidad y salud física y mental.