“París, 1830. Víctor Hugo hacía aproximadamente un año que había prometido al editor entregar su manuscrito.. En lugar de trabajar, Hugo pasó todo el año escribiendo obras de teatro, organizando cenas y explorando los barrios de la ciudad que amaba. Como era de esperar, se vio en problemas. Finalmente su editor le dio una última fecha límite: febrero de 1831. Cuando sólo quedaban seis meses para presentar el manuscrito, que estaba lejos de estar completo, Hugo necesitaba un plan y se le ocurrió uno.
Compró un enorme frasco de tinta y un largo chal de punto que podía cubrirlo de pies a cabeza. También guardó toda su ropa en un armario y confió la llave a sus sirvientes para que la guardaran. Despojadas de cualquier vestimenta, las tentaciones de la vida urbana perdieron su atractivo. Con sólo papel, tinta y el chal, su única ocupación era escribir, y escribía sin descanso todos los días y así pasó el otoño y el invierno de 1830. Al final, la novela se publicó el 14 de enero de 1831, dos semanas antes de la fecha límite fijada por el editor. La obra era, El jorobado de Notre-Dame convertida hoy en un clásico.”
¿Qué le sucedía a Víctor Hugo?. Simplemente no hacía lo que tenía que hacer. Se enfrentaba al enemigo número 1 de muchas personas: la resistencia a hacer las cosas.
Del latín procrastinare y del griego akrasia, “actuar en contra del mejor juicio”, procrastinar se define como el acto de dejar algo para mañana, “un aplazamiento de un día para otro», es la postergación y evitación repetida de hacer aquello que debemos hacer sin una causa real aparente.
En definitiva, eliges hacer algo distinto a la tarea que tienes entre manos, a pesar de saber que su retraso te hará sufrir en el futuro.
El Dr. Joseph Ferrari , profesor de psicología en la Universidad DePaul dice que un verdadero procrastinador “tiene doce cosas que hacer, tal vez hace una o dos de ellas, luego reescribe la lista, la baraja, luego hace una copia adicional. Eso es procrastinar”.
Hay quienes adjudican esa postergación vs rechazo a la pereza, la desmotivación, el miedo al fracaso o el perfeccionismo….y hay quienes consideran que en estos tiempos de presión por la productividad, procrastinar puede considerarse un acto de rebeldía necesario.
Causas de procrastinar
El psicólogo motivacional Piers Steel afirmaba que «procrastinar es infringirse daño a uno mismo» y la psicóloga social Fuschia Sirois mantiene que «la procrastinación es una conducta irracional».
Aunque no se pueden evaluar todas las situaciones del mismo modo ni achacarnos a la primera el peso de la culpa al postergar nuestras acciones.
La periodista María Pinilla hace una interesante distinción entre dos tipos de procrastinación: la adaptativa y la desadaptativa.
La adaptativa es aquella que, a largo plazo, beneficia nuestra salud mental y mejora nuestro rendimiento y relaciones, viéndose obstaculizada por un diálogo interno hiperexigente y un diálogo externo hiperproductivo.
En el trabajo podemos verlo cuando nos quedamos mas tiempo del necesario, asumimos tareas que no nos corresponden o resolviendo errores que parecen – a nuestros ojos- intolerables.
La desadaptativa, en cambio, es aquella que, disfrazada de hedonismo, conlleva una intolerancia extrema a la ansiedad, el tedio o la incertidumbre. Valoramos el placer inmediato y la autocomplacencia.
Hay quien relaciona la procrastinación con la depresión, la ansiedad, la baja autoestima, el miedo al fracaso, al error, a ser juzgadas o el exceso de perfeccionismo.
Pero diversas investigaciones coinciden que es un patrón de comportamiento que prioriza el beneficio a corto plazo frente al beneficio demorado y cuando se convierte en un hábito puede generar mayores niveles de estrés, ansiedad y frustración.
Un artículo de la Asociación para la Ciencia Psicológica señala que la procrastinación implica una incapacidad para regular el estado de ánimo y las emociones. . “Sabes lo que debes hacer y no eres capaz de hacerlo. Es esa brecha entre la intención y la acción”.
La regulación emocional es la verdadera historia de la procrastinación, porque en la medida en que puedo lidiar con mis emociones, puedo concentrarme en la tarea.
No se trata de gestionar el tiempo sino de gestionar nuestras emociones.
Cómo vencer a la procrastinación
“Simplemente hazlo” reza el slogan de Nike.
En esa línea de pensamiento hay tres Leyes que favorecen cambiar la mentalidad y con ello los hábitos:
– La Ley de la Acción.
De manera instintiva sabemos cómo es de importante simplemente hacer lo que toca hacer. Cuando sabemos lo que hay que hacer, cuando el plan está claro, en vez de pensar tanto, toca ejecutar. Practicar la idea de acción, independiente de cómo nos sintamos. La ley de acción dice que actuemos, incluso aunque no nos apetezca. Porque al actuar tendremos el resultado que buscamos.
– La Ley del Impulso.
«Sigue avanzando porque la acción crea un impulso, que a su vez crea oportunidades imprevistas«. Nick Vujicic
– La Ley de Nuestro Futuro Ser.
Para sortear la atracción que nos supone el beneficio a corto plazo e invertir en beneficio a medio plazo, La ley de nuestro futuro nos dice que hasta que no empecemos a priorizar nuestro futuro ser, no vamos a poder llegar a desarrollar nuestro potencial. Tenemos que asumir que habrá un impacto a largo plazo si no somos capaces de buscar de manera constante romper la tendencia al equilibrio interno -.homeostasis– y evitar caer en el estancamiento.
Además podemos ejercitar nuevos hábitos de acción para evitar procrastinar:
Termina tu día antes de que comience organizando según prioridades tus acciones según los siguientes criterios :
PRIORIZACIÓN TRIMESTRAL.
Tu plan a 90 días. Vivimos tiempos en los que las cosas cambian muy rápido, necesitamos flexibilidad, agilidad para evaluar rápido y cambiar rápido. 90 días es el tiempo idóneo para ir aterrizando la visión más larga.
PRIORIZACIÓN SEMANAL.
En las semanas es donde ejecutamos nuestras metas y prioridades de 90 días. Es donde pasa la acción y donde hacemos realidad nuestros objetivos. La clave está en revisar la semana y ver cómo vamos ajustando la ejecución para llegar a las metas.
PRIORIZACIÓN DIARIA.
Querer algo es una cosa. Implementarla es otra. Por eso necesitamos rutinas diarias que nos ayuden a implementar bien.
Estas rutinas facilitarán la gestión y priorización diaria:
Técnica 1-3-5.
Consiste en elegir 1 tarea prioritaria para realizar, sí o sí. Esta es la tarea que puede darte máximo beneficio y esta relacionada con “tu futuro ser”..
Elegir después 3 actividades factibles que debes hacer, que también te mueven hacia tus metas de 90 días.
Y finalmente obtener 5 victorias rápidas que puedes sacar en el día, con poco esfuerzo, tareas sin trascendencia pero que es necesario realizar.
Este sistema te permite tener un plan claro cada día de lo que hacer y lo que no hacer.
Técnica Pomodoro.
Consiste en elegir una tarea que necesitas completar, para ello configura una alarma de 25 minutos para que funcione sin interrupciones.
Después de este sprint de trabajo tomamos un descanso de 5 minutos y cada 4 pomodoros, el descanso es de 20 a 30 minutos antes del próximo sprint.
Los pomodoros funcionan porque, por un lado, generas una sensación de urgencia cada 25 minutos para sacar algo, trabajas con enfoque y sin interrupciones ( apagar redes, teléfonos etc.) por lo que aumenta la productividad y potencia nuestra capacidad.
Estrategias que utilizan 5 mujeres profesionales para no procrastinar
“En primer lugar, no te menosprecies sólo porque quieras posponer las cosas, todo el mundo lo experimenta. A menudo es una señal de un problema más profundo. En mi caso fue miedo a ser juzgada por mis familiares, por la gente que me rodeaba”. Michaf Lesmiski
“Tener objetivos empoderadores y emocionantes que sean claros y NO ambiguos – Ana – Maria Georgieva
“Ser clara con tu propósito y tomar medidas para lograr tu sueño”. Cynthia Concordia
“Toma la decisión de actuar y comprométete con ello. Esto te pone instantáneamente en la vibración de tu objetivo. No tener miedo de tomar la decisión «equivocada». Si tu decisión no te lleva por el camino hacia tu objetivo, elige otra. Habrás aprendido qué no hacer en el proceso”. Heather Thorne
“Mi nuevo compromiso conmigo misma es hacer al menos una cosa al día que he estado postergando. Luego celebro haberlo hecho. La segunda parte es programar cosas nuevas que hacer de inmediato para que no se agreguen a mi lista de procrastinación”. Carol Larson
Construir una vida extraordinaria es la suma de muchos días ideales. Pieza a pieza se va creando el futuro. Así es como se construyen proyectos y vidas extraordinarias.
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