“ME LLAMO OLIMPIA CAROL MELO, HACE VARIOS AÑOS DIFUNDIERON EN MI PROVINCIA UN VIDEO SEXUAL QUE GRABÉ CON MI NOVIO CUANDO TENÍA 18 AÑOS, ESE VIDEO SE COMENZÓ A DIFUNDIR POR WHATSAPP, POR REDES SOCIALES Y POR MENSAJERÍAS INSTANTÁNEAS.
Una historia contada por Silvia Adriasola que podría ser la de cualquiera, una historia para sensibilizar y aprender UN gesto que puede salvar vidas, ¿lo conoces?
A diario recibía más de 40 solicitudes de amistad, principalmente de hombres pidiéndome el video sexual, durante ocho meses estuve encerrada en casa para evitar ser señalada o acosada.
Fueron muchos días de angustia, toda la gente me insultaba o me señalaba. Salir a la calle significaba un señalamiento: ahí va la puta, la zorra, la que se dejó grabar, me decían. Y como soy una chica que no cumple con los estereotipos de un sistema de belleza crearon un hashtag mencionándome como ‘Olimpia la gordibuena de Huauchinango’, me daba mucha vergüenza.
Cada like, cada compartir que dieron de ese video, el que difundieron sin mi consentimiento, fue como si me hubiesen violado sin ni siquiera penetrar mi cuerpo.
Intente suicidarme tres veces… Creo que estoy viva gracias a las mujeres, porque después de mi mamá que me dio todo su apoyo, llegó mi abuela y luego mis hermanas, después mis compañeras feministas…
Quiero decirle a todas las mamás y a los papás que ojalá sean como mi mamá y que no re victimicen a las mujeres porque con un acto así pueden empujarlas al suicidio”.
Tras 7 años de lucha, el 2 de junio de 2021, Olimpia fue testigo de la aprobación en México de la Ley Olimpia Nacional, que contempla sanciones contra el acoso digital, las amenazas e insultos, así como la difusión de contenido sexual sin consentimiento y de estereotipos sexistas en los medios.
JAQUE A LA VIOLENCIA DE GÉNERO: #TODASSOMOSOLIMPIAS
Según la ONU, en el mundo 736 millones de mujeres (más de 15 veces la población de España) ha sufrido algún tipo de violencia a manos de su pareja o ex pareja y una de cada cuatro jóvenes, anónimas Olimpias repartidas por el mundo, la habrá padecido entre los 15 y 25 años de edad.
A ser mujer y hombre se aprende, pero con guiones muy distintos.
Ellas, educadas en el no-poder, se someten inconscientemente al mandato cultural de un modelo de feminidad, dándolo “todo por amor” y esquivando, a golpe de (auto) renuncias cotidianas, su miedo visceral al rechazo.
Ellos, educados en el poder-sobre, integran una idea distorsionada de éxito, fuerza, dominio y razón, sacando pecho y ocultando emociones, no vayan a ser acusados de poca hombría, alimentando así su miedo atroz al fracaso.
Humor sexista, micro machismos, anulación, control, despreciar, desvalorizar, culpabilizar, amenazar, abusar …hasta llegar a la manifestación cúspide de la desigualdad de género: el asesinato de la mujer a manos de un hombre que la cree suya, como un objeto carente de sujeto.
Personalmente he conocido, en la actualidad y en este “primer mundo” ( fuera mitos de que per sé el maltratador es pobre, inmigrante, sin educación y con alguna enfermedad mental) a hombres cultos, formados, cívicos, elegantes en sus modos y para más inri dedicados a profesiones de ayuda psicológica e incluso favorecidos con cierto reconocimiento y admiración social por su labor ….Hasta que la pareja decidía unilateralmente cortar el vinculo..
Por fortuna, aquella ex pareja no apareció ni en el lugar ni hora inadecuada y hoy no engrosa la sangrante lista de violencia machista en España.
TE QUIERO TANTO QUE PUEDO MATAR POR TI, MATARME A MI, MATARTE A TI
Incluso yo misma fui protagonista de esta declaración de “amor romántico” de una pareja que “confundía” amor con posesión y cuidados con control.
Y si queremos echarle la culpa a la biología, valga recordar que:
“La humanidad no puede ser desvinculada de su propia biología, pero tampoco está encadenada a ella. […] Este es el motivo por el que la única cosa sensata que se puede decir sobre la naturaleza humana es que está en esa misma naturaleza la capacidad de construir su propia historia.”
La identidad de género, como toda identidad, es una construcción social que cada persona va formando dentro de un contexto económico, político y social específico y no viene determinada ni por la genitalidad, las hormonas o los cromosomas.
En definitiva, esta relación de dominación-sumisión mantiene viva una desigualdad flagrante entre mujeres y hombres que trasciende lo privado para convertirse en un problema social y en un delito público.
Visibilizar, ello significa admitir su valor social y empezar a reconocer, también en nosotrxs mismxs, en nuestras actitudes, nuestras “pequeñas e inofensivas” discriminaciones y prejuicios cotidianos que la perpetúan.
Saquemos la voz cuando reconozcamos un gesto, no uno cualquiera, sino el #SignalForHelp (señal de ayuda) creado por la organización Canadian Women’s Foundation que se traduce como «necesito ayuda, violencia de género», siendo co-participes de la erradicación de la violencia de género.
Olimpia de Gouges, (Francia), fue autora en 1791 de la I Declaración de derechos de la mujer y la ciudadana, defendió con su vida (y fue asesinada por ello..) la igualdad entre la mujer y el hombre en todos los aspectos de la vida pública y privada.
Hoy, 230 años después, Olimpia Carol Melo (México) sigue defendiendo las mismas causas en un mundo más digitalizado sí y también en muchos aspectos, aún deshumanizado.
Tomemos el testigo, #TODASSOMOSOLIMPIAS en nuestra vida y eduquemos en “Buenas Masculinidades” y “Buenas Feminidades”. Impulsemos, individual y colectivamente, el empoderamiento de ganar ese poder-propio que coloca la dignidad del ser humano en el centro y conseguir …. “no dejar a nadie atrás”.