Una profesora caminaba por una sala escolar enseñando a manejar el estrés a su alumnado. Mientras levantaba un vaso de agua, todos esperaban que les hicieran la pregunta de si el vaso estaba medio lleno o medio vacío. En cambio, con una sonrisa en el rostro, preguntó: “¿Cuánto pesa este vaso de agua?”.
Las respuestas variaron entre un cuarto y medio litro.
Ella respondió: “El peso absoluto no importa. Depende de cuánto tiempo lo sostenga. Si lo sostengo durante un minuto, no hay problema. Si lo sostengo durante una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo durante un día, sentiré el brazo entumecido y paralizado. En cada caso, el peso del vaso no cambia, pero cuanto más lo sostengo, más pesado se vuelve”.
Ella continuó: “Las tensiones y las preocupaciones de la vida son como ese vaso de agua. Piensa en ellas durante un rato y no pasa nada. Piensa en ellas un poco más y empiezan a doler. Y si piensas en ellas todo el día sentirás que te paraliza, sintiéndote incapaz de hacer nada”.
El estrés «per sé» , no es algo malo o negativo. De hecho, puede ser bastante beneficioso: es la presión que cataliza el crecimiento. Sin una cantidad suficiente de estrés, es posible que no salgamos de nuestra zona de confort ni que nunca produzcamos nuestro mejor trabajo.
Sin embargo, la forma en que percibimos y gestionamos nuestro estrés es lo que puede hacer que empiece a volverse negativo.
El Dr. Hans Selye, fisiólogo y médico, es considerado el padre en el estudio del estrés al que denominó «Síndrome general de adaptación» definiéndolo como: «La respuesta adaptativa que da el organismo ante los diversos estresores» y lo clasificó en:
– Eustrés: Es el estrés positivo que nos motiva y nos ayuda a enfrentar desafíos. Puede ser útil para mejorar el rendimiento y alcanzar metas.
– Distrés: Es el estrés negativo que puede resultar perjudicial. Se produce cuando las demandas son demasiado altas y superan nuestra capacidad para manejarlas, lo que puede llevar a problemas de salud.
– Hipoestrés: Se refiere a un nivel de estrés muy bajo, donde la persona puede sentirse desmotivada o aburrida. No hay suficiente desafío, lo que puede llevar a la falta de interés o apatía.
– Hiperestrés: Es un nivel de estrés extremadamente alto que puede ser abrumador. En esta situación, la persona puede sentirse completamente desbordada y experimentar síntomas severos de ansiedad o agotamiento llevandole incluso al burnout.
Por tanto ser consciente del nivel de estrés que estamos percibiendo o su ausencia, será una información muy útil para poder elegir la estrategia de afrontamiento más adecuada.
¿Qué es el estrés laboral?
Según la OMS, el estrés laboral es la reacción que pueden tener las personas ante exigencias y presiones laborales que no se corresponden con sus conocimientos y capacidades y que ponen a prueba su capacidad para afrontarlas.
Algunas de las causas comunes del estrés laboral son:
- Falta de control de nuestra carga de trabajo.
- Altas exigencias de nuestro tiempo y energía.
- Falta de claridad sobre nuestras responsabilidades.
- Miedo a la redundancia o a los cambios.
- Percepción de falta de apoyo.
- Relaciones difíciles con personas del equipo.
- Acoso o intimidación en el lugar de trabajo.
Otros factores también pueden afectar nuestra propensión al estrés y cómo lo afrontamos, como nuestras experiencias de vida, nuestra educación y nuestro entorno.
Reconocer los signos y las formas del estrés nos sirve para afrontarlo mejor. Puedes detectar cambios:
1. Físicos: Dolores de cabeza, fatiga, problemas digestivos, tensión muscular y cambios en el apetito o el sueño.
2. Emocionales: Sentimientos de ansiedad, irritabilidad, frustración o depresión. Sentir retraimiento, perder el impulso y la motivación y la disminución de la confianza personal.
3. Cognitivos: Dificultad para concentrarse, problemas de memoria y toma de decisiones y pensamientos negativos recurrentes.Podemos sacar conclusiones precipitadas sin tener en cuenta los hechos, minimizar los éxitos debido a la concentración en los desafíos y maximizar los problemas, haciéndolos sentir mucho más grandes de lo que son.
4. Comportamentales: Aumento en el consumo de alcohol o drogas, cambios en los hábitos de trabajo, como la procrastinación o el aislamiento social. También trabajar más horas o durante las vacaciones.
Como gestionar el estrés laboral
Según las investigaciones de Kari Leibowitz y Alia Crum, no se trata «sólo» de protegernos de los efectos negativos del estrés o paliar sus efectos, sino que podemos utilizar el estrés para mejorar nuestra salud, bienestar e incluso para cuidarse a una misma.
Sí es posible cambiar nuestra reacción ante el estrés en tres pasos para aprovechar sus beneficios y minimizar sus efectos nocivos:
Paso 1: Reconozca su estrés.
Cuando nos tomamos un momento para reconocer nuestro estrés, pasamos de operar desde una posición temerosa y reactiva a una en la que podemos ser reflexivos y deliberados. Una vez que identifiquemos qué es lo que nos causa estrés, examinamos las reacciones a esos factores estresantes. ¿Qué emociones experimento: frustración, tristeza, enojo? ¿Y qué noto en mi cuerpo? ¿Siento tensión en el cuello y los hombros o me cuesta dormir?.
Paso 2: Acepte su estrés.
Al aceptar nuestro estrés, nos conectamos con la motivación positiva o el valor personal que hay detrás de él. Si negamos o evitamos nuestro estrés, es posible que en realidad estemos negando o desconectándonos de las cosas que más valoramos y atesoramos.Nos aporta autoconocimiento.
Para conectar con los valores y objetivos subyacentes a nuestro estrés, intenta completar esta oración sobre lo que te estaba estresando específicamente en el paso uno: “Estoy estresad@ por [insertar factor estresante del paso uno] porque me preocupo profundamente por…”
Paso 3: Usa tu estrés.
Aprovechar el estrés para alcanzar tus objetivos y conectarte más profundamente con las cosas que más te importan. Podemos preguntarnos: ¿Mis reacciones habituales se alinean con los valores que subyacen a mi estrés?. Si me preocupo demasiado por la salud, el tiempo, llegar a todo, el perfeccionismo…Piensa en cómo podría cambiar tu respuesta a este estrés para facilitar mejor tus objetivos y su propósito.
Comprender por qué sentimos estrés ayuda a determinar qué hacer a continuación, teniendo en cuenta qué podemos cambiar y qué no y utilizar nuestras habilidades para avanzar.
Estrés de género: Impacto del estrés en las mujeres
Una encuesta sobre estrés en Estados Unidos de 2023 de la APA revela que las mujeres siguen reportando niveles de estrés más altos que los hombres. Las mujeres informaron de un nivel medio de estrés de 5,3 frente a 4,8 sobre 10 y tenían más probabilidades de calificar sus niveles de estrés entre un 8 y un 10 respecto a los hombres (27% frente a 21%).
Además lo experimentan de manera distinta. «Los hombres experimentan el estrés de manera diferente. Son mucho más capaces de disociarse”. Las mujeres son más propensas a internalizar el estrés (lo que conduce con mayor facilidad a trastornos físicos, mentales e incluso a vivir experiencias como el Síndrome del Impostor) , mientras que los hombres tienden a externalizarlo en forma de agresión o impulsividad.
Respecto a las causas del estrés en las mujeres, afirman sentir:
- Sentirse“consumidas” por los problemas económicos, salarios y los relacionados con gastos esenciales e inesperados. (brecha económica).
- El peso de las responsabilidades familiares y las relaciones como factores estresantes clave en sus vidas. (Falta de conciliación y corresponsabilidad, además de llevar el peso emocional de las relaciones).
- “La abrumadora sensación de estar agobiadas por las responsabilidades de la vida familiar mientras intentan avanzar (y a menudo simplemente mantener un estándar de excelencia) en su carrera y dejar de procrastinar en el trabajo”.
Algunas medidas efectivas para responder a esta realidad además de cambios estructurales, «Lo que ayuda a las mujeres más que cualquier otra cosa parece ser el sentido de comunidad», buscar apoyo, aceptar el descanso como un “uso profundamente productivo” del tiempo y comprender que sus percepciones del estrés son reales.
“Las exigencias que se imponen a sus vidas son innegablemente irreales y sus experiencias no son imaginadas.
La lucha constante por equilibrarlo todo sirve como prueba innegable de su autenticidad”. Caldwell-Harvey, algo que el feminismo lucha por cambiar esa realidad.