Qué es el Síndrome del Impostor

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«Cuenta el escritor Neil Gainman que estaba en una convención de tres días rodeado de artistas y personas de ciencia, encogido entre tanta eminencia, cuando se encontró a Neil Armstrong.

El primer hombre que pisó la luna era discreto y calmado y estaba al final de la sala sin molestar a nadie cuando Gainman se le acercó, conversaron y Armstrong terminó por hacerle una confesión; levantó un dedo, apuntó hacia la sala y dijo:

“Veo a todas estas personas y pienso: ‘¿Qué demonios estoy haciendo aquí?’. Todas ellas han realizado cosas asombrosas. Yo simplemente fui adonde me enviaron”.

Gainman quedó sorprendido y le respondió: “Sí, pero tú fuiste el primer hombre en llegar a la luna, y eso tiene su importancia”.

Amstrong padecía el llamado síndrome del impostor, «tener la sensación de no estar nunca a la altura; de no ser lo suficientemente bueno. competente o capaz; de ser impostores, un fraude»,algo que genera altos niveles de estrés, resume la bióloga Aida Baida Gil a la BBC.

El fenómeno del impostor es un patrón psicológico en el que la persona minimiza sus logros, no logra internalizar sus habilidades y cree en secreto que es un fraude que no merece recibir elogios.

Personas a las que les  invade un sentimiento de inseguridad, sin gestión de sus emociones,  que les impide expresar sus ideas y sin la suficiente percepción de valía personal y como para compartir sus historias.

 

Crédito: Carl Richards

 

El término fue acuñado hace casi 50 años  por la Dra. Pauline Clance y la Dra. Suzanne Imes cuando publicaron “El fenómeno del impostor en mujeres de alto rendimiento: dinámica e intervención terapéutica” en 1978.

Cuenta la Dra. Clance, que había luchado con el fenómeno del impostor cuando era estudiante de posgrado, pero pensó que estas preocupaciones eran sólo “cosas suyas” y que no le ocurría al resto. No fue hasta que comenzó a enseñar en una prestigiosa universidad y el alumnado acudía a ella con los mismos sentimientos de incompetencia y ansiedad, así fue como idearon el término.

Algunas causas  que pueden convencer a la persona de «tengo que enmascarar quien soy»,  además de los rasgos de personalidad – entre ellos la ansiedad, la baja autoestima y el perfeccionismo- hay que destacar el impacto de la historia personal y de la cultura. Ciertas dinámicas familiares tempranas y la posterior introyección de estereotipos  y mandatos sociales de género parecen contribuir significativamente al desarrollo del fenómeno.

 

Tipos de Síndrome del Impostor

En 2011, tras años de investigación sobre el fenómeno del impostor, la Dra. Valerie Young publicó su innovador libro “Los pensamientos secretos de las mujeres exitosas: por qué las personas capaces sufren el síndrome del impostor y cómo prosperar a pesar de ello”.
En él, plantea 5 tipos de enfoque sobre el sentimiento de impostor:

1. Perfeccionismo: Seria la actitud de alguien que se centra en la calidad de su trabajo hasta tal punto de exigirse la perfección o evitar cosas nuevas por miedo al fracaso, planteándose metas imposibles. El enfoque principal del perfeccionista es «cómo» se hace algo. Esto incluye cómo se realiza el trabajo y cómo resulta. Un pequeño defecto en una actuación estelar equivale a un fracaso y, por lo tanto, a una vergüenza.

2. Experto: El enfoque experto es la versión de conocimiento del perfeccionista, nunca sabe lo suficiente, alguien cuya principal preocupación es saberlo todo y tener todas las respuestas. Cuando, inevitablemente, no tiene todas las respuestas, se considera un fraude. Aquí, la preocupación principal es «qué» y «cuánto» sabe o puede hacer. Como espera saberlo todo, incluso una pequeña falta de conocimiento denota fracaso y vergüenza.

3. Superheroína/Superhéroe : Mide la competencia en función de «cuántos» roles pueden hacer malabarismos y sobresalir. Quedarse cortos en cualquier rol: como madre, padre, pareja, en el hogar, anfitrión / anfitriona, amigo, voluntario … todos evocan vergüenza porque sienten que deberían poder manejarlo todo, perfecta y fácilmente. y se esfuerzan al máximo para alcanzar el éxito en cada uno de ellos. Un superhombre o una supermujer siente que debería poder asumir más, aunque el fracaso en un rol equivalga a la vergüenza.

4. Genio natural : Es alguien que cree que todo le resulta fácil y que puede afrontar cualquier situación que se le presente.Se preocupa por “cómo” y “cuándo” suceden los logros. La competencia se mide en términos de facilidad y rapidez. El hecho de que tenga que luchar para dominar un tema o una habilidad o que no sea capaz de sacar la obra maestra en el primer intento equivale a un fracaso que evoca vergüenza. Cuando tiene un momento difícil, lo percibe como un fracaso.

5. Solista: Es alguien que siente que debería poder manejar todo por sí solo y concluye que necesitar ayuda es una señal de fracaso .El solista se preocupa principalmente por «quién» completa la tarea. Para estar en la lista de logros, debes ser tú y solo tú, minimizando las habilidades sociales. Debido a que cree que debe hacer y resolver todo por su cuenta, necesitar ayuda es un signo de fracaso que evoca vergüenza.

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Síndrome del Impostor en las Mujeres

Un estudio de KPMG revela que el 75% de las ejecutivas de todas las industrias han experimentado el síndrome del impostor en sus carreras. A su vez, la Dra. Pauline Clance y la Dra. Suzanne Imes  afirmaron que el síndrome del impostor está presente con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres ( hasta un 30% más). mujeres de éxito que no se sentían dignas de sus logros.

Pasaron cinco años hablando con más de ciento cincuenta mujeres “exitosas”: estudiantes y profesoras de varias universidades; profesionales en campos como el derecho, la enfermería y el trabajo social. Luego registraron sus hallazgos en un artículo titulado “El fenómeno de la impostora en mujeres de alto rendimiento: dinámica e intervención terapéutica”.

Escribieron que las mujeres de su muestra eran particularmente propensas a “una experiencia interna de falsedad intelectual”, viviendo con el temor perpetuo de que “alguna persona importante descubra que en realidad son impostoras intelectuales».

Leslie Jamison escribe como en el artículo original de Clance e Imes se identificaron dos patrones familiares distintos que dieron lugar a esos sentimientos de impostor en las mujeres:

  • O bien las mujeres tenían un hermano al que habían identificado como «el inteligente». Mujeres que se ven impulsadas a encontrar la validación que no obtuvieron en casa, pero terminan dudando de cualquier validación que se les presente más tarde
  • O bien ellas mismas habían sido identificadas como «superiores en todos los aspectos: intelecto, personalidad, apariencia, talento» . Mujeres que se encuentran con una desconexión entre la fe poco realista de sus padres en sus capacidades y la experiencia de falibilidad que la vida inevitablemente trae.

Para ambos tipos de «impostores», la crisis proviene de la disyunción entre los mensajes recibidos de sus familias y los mensajes recibidos del mundo.

¿Tienen razón mis padres , hermanos…(en que soy inadecuado) o tiene razón el mundo (en que soy capaz)? O al revés…En todo caso esta brecha da lugar a la convicción de que o bien la familia está equivocada o bien el mundo lo está.

 

 Crédito: Kate Rasche

 

Las autoras describen el ciclo que suele producir los sentimientos de impostora:

  • Una sensación de fracaso inminente que inspira un trabajo duro y frenético, y una gratificación efímera cuando se evita el fracaso, seguida rápidamente por el retorno de la vieja convicción de que el fracaso es inminente.
  • Algunas mujeres adoptan una especie de pensamiento mágico sobre su pesimismo: atreverse a creer en el éxito en realidad las condenaría al fracaso, por lo que en lugar de eso hay que anticiparlo.

Los éxitos repetidos no suelen romper el ciclo, enfatizan Clance e Imes.

Todos los esfuerzos frenéticos y los cálculos mentales que se dirigen a impedir el descubrimiento de la propia incompetencia y fraude, en última instancia, sólo refuerzan la creencia en esta versión inadecuada y fraudulenta del yo.

Cuenta la Dra Clance que ha visto a sus clientes sanarse no por el éxito, sino por el tipo de resonancia que encontró con Imes. Reforzadas y sostenidas por la terapia de grupo con otras mujeres (es más fácil creer que otras mujeres no son impostoras), pueden entonces traer consigo este reconocimiento de la ilusión de los demás. A veces Clance les pedía a sus clientes que llevaran un cuaderno en el que registraran cómo desviaban los cumplidos (lo que me recordó a una mujer que tuiteó sobre cómo lidiar con los sentimientos de impostora creando un archivo en su computadora llamado “evidencia de que no soy idiota”).

En definitiva, las investigaciones  sí sugieren que el sentimiento de impostor en mujeres y hombres se manifiesta de diferentes maneras en base  a la socialización diferenciada y las expectativas distintas sobre ambos. Los hombres tienden a rendir menos evitando los objetivos desafiantes y la retroalimentación, mientras que las mujeres se desafían aún más para demostrar su valía, pero nunca se liberan del estrés y la ansiedad, incluso cuando rinden como se espera de ellas.

 

Cómo superar el Síndrome del Impostor

Después de 50 años, quizás ha llegado la hora de dejar de patologizar a las mujeres y decirnos entre nosotras que tenemos el síndrome de la impostora.

Recordar también que cuando las Dras Clance e Ime  publicaron su investigación, no lo llamaron «síndrome», sino fenómeno, despojándole de toda la carga patológica que ha ido adquiriendo a lo largo de los años suponiendo para muchas mujeres enfrentar un «diagnóstico erróneo» que provoca una profunda crisis de confianza en sí mismas y un abandono del autocuidado.

De más esta decir que… ¿Quien no ha sentido dudas, inseguridad, incomodidad o ansiedad en algún momento de su vida personal y profesional?

Sentirte insegura no debería convertirte en una impostora.

¿Que papel juegan los factores externos en la creación del sentimiento de impostor?.

Los obstáculos presentes en el contexto laboral y social  en el que muchas mujeres se desarrollan.: prejuicios de género, racismo sistémico y otros legados de desigualdad incentivan también ese sentimiento de fraude.

 

 

No se trata de «arreglar» a las mujeres, sino de cambiar las reglas del juego creando organizaciones con perspectiva de género que eliminen los prejuicios en la contratación, los ascensos, el liderazgo y la remuneración dándoles acceso al poder en condiciones de equidad, bases de la lucha del feminismo por la equidad.

Llegados a este punto, podemos reconocer que el concepto también  ha sido «útil» en muchos entornos ya que ha facilitado la conversación sobre situaciones tóxicas, incómodas y dañinas que las personas asumían como una carencia o falla personal. Sin descartar factores personales, es hora también de asumir que gran parte de los malestares provienen de un sistema de sesgos a los que hay que abordar de frente.

El fenómeno del impostor, según el psicoanálisis, puede ayudar para detectar una variedad de sentimientos tensos que podemos experimentar mientras tratamos de reconciliar tres aspectos de nuestra personalidad:

  • Cómo nos experimentamos a nosotras mismas,
  • Cómo nos presentamos al mundo
  • Y cómo el mundo nos refleja ese yo.

Y siempre nos será útil recordar que:

  • No pasa nada si no sabes algo. De hecho, es lo natural. Como decía un profesor que tuve, siempre están los libros para acudir en tu rescate.
  • A todas las personas nos surgen dudas Se trata de ensayo y error. en la acción esta el aprendizaje.
  • Confía en ti, en tu intuición e instinto. apaga la voz del temor incesante. Como reza el slogan de Nike…»Simplemente hazlo».
  • Celebra los logros. Para equilibrar la balanza de la autocritica, es sano y objetivo, reconocer tambien lo logrado por mérito propio.
  • Lidera con tu estilo propio. No es impostura, es autenticidad.

 

“No eres una impostora. Eres suficiente.”

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Hola! Soy Silvia Adriasola. Directora de EMPOWERMENT SCHOOL | Agente de igualdad Empresarial | Gender Coach | Docente | Siento pasión por el desarrollo humano y mis 15 años de  expertise se centran en facilitar procesos de liderazgo y empoderamiento con visión de género.
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