En Japón cuando un objeto de cerámica se rompe, es reparado con pegamento y polvo de oro. Esta técnica de arte se llama Kintsugi, “carpintería de oro”.
La historia se remonta a finales del siglo XV cuando un hombre muy poderoso, Ashikaga Yoshimasa envió a China, para ser reparado, dos de sus tazones de té favoritos. Los tazones volvieron reparados pero con unas feas grapas de metal, que los volvían toscos y desagradables a la vista. No le gustó mucho el resultado. Por ello se afanó por buscar artesanos japoneses que hicieran una mejor reparación, dando así con una nueva forma de reparar cerámicas, convertida finalmente en arte.
Literalmente kin = oro + tsugi = arreglo, emplea hojas y polvo de oro para recomponer los fragmentos de cerámica rotos, vertiendo oro en sus grietas .
La resiliencia se describe como la “capacidad de permanecer flexibles en nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos cuando enfrentamos trastornos en la vida o períodos prolongados de presión, de modo que salgamos de las dificultades más fuertes, más sabios y más capaces”.
Como una cerámica que hace de sus grietas, un arte de oro.
“El mundo nos rompe a todos. Y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas” Ernest Hemingway.
Todas las personas transitamos experiencias de dolor, rupturas, crisis, pérdidas que nos fragilizan y vuelven más vulnerables. El miedo se acrecienta y podemos sentirnos incapaces de seguir adelante o recuperar nuestra fuerza vital y esperanza para vivir.
Sin ser simplista, es importante distinguir entre lo que nos pasa y cómo lo vivimos. Las experiencias difíciles pueden ser la oportunidad de salir reforzadas e incluso siendo mejores que antes de pasar por todo ello.
Pueden ofrecernos las lecciones de oro de nuestra vida.
Todo dependerá si somos resilientes, si tomamos la decisión de, en lugar de ser víctimas de la situación, ser protagonistas de ellas, con la voluntad de no dejarme arrastrar y en su lugar preguntarme, ¿qué me quiere enseñar? , ¿qué puedo aprender de todo ello?, ¿cómo me puede servir esta experiencia para crecer, mejorar, reforzar quien soy?.
Nada en sí mismo es completamente bueno o malo, en última instancia, asumir la responsabilidad de la propia vida es plantearnos “qué hago con todo ello”, y eso determinará, la naturaleza de lo vivido.
Características de una persona resiliente
Los dos componentes clave de la resiliencia son la adversidad y la adaptación positiva. Sin adversidad, no somos desafiados y, por lo tanto, no estamos obligados a adaptarnos.Hay ciertas características cognitivas y emocionales que desarrollamos cuando nos adaptamos a la adversidad que nos preparan para afrontar los desafíos:
– Fomentar una perspectiva positiva y realista. Las personas resilientes no se concentran en la información negativa – aunque sí ven lo que no funciona – y buscan oportunidades en situaciones sombrías, esforzándose por encontrar lo positivo dentro de lo negativo.
– Se mueven siguiendo una brújula moral, ética.Tienen un sentido sólido de sus principios y valores, de lo que consideran correcto e incorrecto, y esto tiende a guiar sus decisiones.
– Tienen una creencia en algo más grande que ellos mismos. Esto se encuentra a menudo a través de prácticas religiosas o espirituales. El apoyo que proviene de formar parte de una comunidad, también mejora la resiliencia.
– Son altruistas; tienen preocupación por los demás y cierto grado de altruismo. A menudo se dedican a causas que consideran significativas y que les dan un sentido de propósito, trascendiendo el yo individual.
– Aceptan lo que no pueden cambiar y centran su energía en lo que sí pueden cambiar. El Dr. Southwick dice que las personas resilientes reevalúan una situación difícil y buscan oportunidades significativas en ella.
– Sienten que tienen un sentido de misión, un significado, un propósito. Sentirse comprometidos con una misión significativa en la vida les da valor y fuerza. Erich Fromm decía que todos queremos vivir, eso no es cuestionable. El tema es ¿para qué queremos vivir?. Tener una respuesta nos mantiene unidos a la vida con esperanza.
– Sentido de pertenencia, recibir apoyo social y a la vez apoyar a los demás. «Muy pocas personas resilientes», dijo el Dr. Southwick, «lo hacen por sí solas».
10 habilidades que desarrollan una mentalidad resiliente
Podemos desarrollar una mentalidad resiliente aplicando un conjunto de herramientas y habilidades para gestionar tiempos difíciles con mentalidad de crecimiento.
Las siguientes 10 habilidades de resiliencia se pueden desarrollar para ayudarnos a ser más resilientes, (Duckworth, Pemberton,; Southwick & Charney,).
1- Resolución de problemas
La resolución de problemas es la capacidad de identificar, analizar y descomponer problemas y generar soluciones potenciales. Luego se eligen e implementan los más eficaces.
2- Establecimiento de metas.
El establecimiento de metas bien definidas y alcanzables y luego dar pequeños pasos para alcanzarlas. Trabajar para alcanzar objetivos genera confianza y una sensación de logro, lo que puede contribuir a la resiliencia.
3- Comunicación efectiva.
Implica aprender a expresar necesidades y sentimientos de forma clara y asertiva y escuchar activamente a los demás.
4- Regulación emocional y manejo del estrés.
Dado que la regulación emocional es la capacidad de controlar y manejar las emociones de una manera saludable, estos incluyen practicar técnicas de relajación (incluida la atención plena y la respiración profunda), replantear cognitivamente los desafíos y presiones como oportunidades y realizar actividad física.
5- Construir una red de apoyo social.
Esto implica desarrollar y mantener una red sólida de relaciones de apoyo con amistades, familiares y otras personas de confianza.
6- Practicar el autocuidado.
Las actividades de autocuidado promueven el bienestar físico, emocional y mental, lo que incluye dormir lo suficiente, llevar una dieta saludable, hacer ejercicio con regularidad y encontrar tiempo para la relajación y los pasatiempos.
7- Desarrollar significado y propósito en la vida.
Esto implica encontrar propósito y significado en la vida, ya sea en el trabajo, las relaciones u otras actividades personalmente satisfactorias.
8- Adoptar una perspectiva positiva.
Cultivar una perspectiva positiva y una mentalidad de crecimiento puede incluir practicar la gratitud, centrarse en las cosas buenas de la vida, replantear los pensamientos negativos y ver los contratiempos como oportunidades para aprender y crecer, manteniendo al mismo tiempo una perspectiva esperanzadora.
9- Mejorar la autoconciencia.
Desarrollar la autoconciencia incluye aprender a comprender pensamientos, emociones y comportamientos para mejorar las respuestas al estrés y la adversidad y reconocer cuándo buscar apoyo.
10- Adoptar estrategias de afrontamiento eficaces.
Los mecanismos de afrontamiento saludables pueden incluir el diálogo interno positivo, la visualización, el ejercicio, la concentración en objetivos, el apoyo social, la atención plena y las técnicas de relajación.
Las personas resilientes suelen ser más adaptables, abiertas a nuevos cambios y experiencias, y adoptan una perspectiva saludable cuando ven los contratiempos como oportunidades de aprendizaje
Una historia de resiliencia femenina
“Una enfermedad rara me hizo descubrir la fuerza de ser frágil”
Credit: © Ilaria Di Biagio
La joven florentina, Gioia Di Biagio vive desde los 7 años con el síndrome de Ehlers-Danlos, una enfermedad genética e incurable que hace que su piel sea especialmente vulnerable y la convierte en sumamente frágil. Lo cuenta en VanityFair:
“De pequeña vivía con “el freno de mano puesto”. Siempre traté de tener mucho cuidado de no lastimarme y repetir como si fuera un mantra a quienes me rodean «ten cuidado, soy frágil». No fue fácil aceptar el hecho de que yo era diferente a los demás. Fue un camino lento y agotador, lleno de prejuicios y de sentimientos de insuficiencia, de altibajos.
Sólo lentamente aprendes a volverte fuerte en un cuerpo frágil”..
Ante las adversidades de la existencia es necesario reaccionar valorando las «cicatrices» que la vida nos ha dejado. Eso es lo que me enseñó el kintsugi.
Yo misma estaba lleno de grietas que reparar, así que ¿por qué no intentarlo? Ya sean hermosas o feas, son nuestras heridas más profundas las que nos transforman en las personas que somos y nos hacen únicos y preciosos. Con el tiempo aprendí a no mantenerlos ocultos y a contárselos a través del arte a los demás.
De ahí nacieron varios proyectos: una representación teatral titulada «Io mi Oro» , una exposición fotográfica llamada «Fragile» y recientemente, también un libro autobiográfico titulado » Come oro nelle crepe». Así aprendí a poner preciosas mis cicatrices”.
Gioia ha transformado el Kinstugi en una cura metafórica de su fragilidad. Las imágenes de su rostro con las heridas dibujadas con oro se han convertido en un proyecto de arte, y más importante aún, se ha transformado a sí misma.
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