Mi admirada y querida Carmen García Ribas , periodista y escritora, dice que “hay palabras que cansan y palabras que descansan”, para referirse a aquella diferencia entre textos puramente conceptuales y aquellos que transmiten su aspecto vivencial y que al leerlos nos vemos inmersas en una experiencia emocional.
La palabra empoderamiento parece que todo lo aúna, hay a quien cansa, y a quien le descansa; quien la rechaza y para quien es la palabra que todo lo abarca.
Lo más importante de la palabra empoderamiento es que incluye la palabra poder.
Empoderamiento es reconocer el poder que cada persona posee para poner en marcha un proceso por el cual las personas fortalecen sus capacidades: confianza, toma de decisiones, visión y protagonismo, para generar cambios positivos en su vida.
Es un proceso “hacia adentro” que fortalece el autoconcepto y la autoestima, y también es un proceso “hacia fuera” , que estimula la participación y el protagonismo para impulsar cambios sociales.
Cuantos más prejuicios nos provoque el término poder, más no-poder acumularemos, más pobres (sin poder) seremos.
El agua es agua, el poder es poder. Lo que hagamos con él, es lo importante.
Empoderamiento es poner en valor el poder personal como fuerza motriz para vivir sin sumisión a nada ni a nadie, ni a una misma.
Reconcíliate con las palabras grandes (poder, estrategia, éxito, ambición..) y despeja tu camino de prejuicios y estereotipos, libre de obstáculos autoimpuestos para que tu vida fluya por el camino adonde tus sueños y pasiones la guíen.